En la calle...

| 19 julio 2012 | |
Hace unos días fui testigo de cómo, unos policías viales hacían despliegue del abuso de su autoridad, porque estos amigos no se andan con medias tintas, o no hacen nada o se pasan de mamones.

Estando en el local, de pronto escucho unas llantas rechinar, volteo hacia donde imagino que proviene el ruido, era un policía vial, y detrás de él, otros dos que rodeadon un auto negro, como de los años setenta, el conductor, un señor de casi cincuenta años, moreno, usa lentes de aumento y su cabello estilo militar, porta su uniforme de la CFE [Comisión Federal de Electricidad]. Se escuchan los murmullos del primer agente, el conductor del auto alza la voz y abre la puerta.

- Sí, te dije que valías para pura chingada, ya me multaste y me moví como pediste - decía a gritos el señor, mientras el policía trataba callarlo diciendo que le había dicho que ya no se podía mover, que se había dado a la fuga y agredió verbalmente a la autoridad.

En ese momento, llegan cinco policías más, mientras los primeros tres empujan al señor contra el vehículo, le dan la vuelta, a puntas de patadas le separan las piernas mientras lo esposan.

El acto duró más de veinte minutos, se llevaron al señor en una patrulla, como delincuente, clausuraron su auto y se lo llevó la grúa.

Días antes, en la misma calle, atropellaron a un señor y sólo se hizo uso de dos policías viales para detener al culpable y sin tanto aspaviento, ¿eran necesarios ocho de ellos para detener a un infractor?

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