Parecidos [¿?]

| 06 noviembre 2007 | 4 Opiniones |
Bueno, luego le sigo con el cuento del "Gato Negro", lo que pasa es que es muy largo, y me tomará como 3 post mas como mínimo...

Y bueno, la actualización de este día desde hace mucho pensaba hacerlo, pero pues no me convencía [y sigue sin hacerlo] pero bueno, no mas pa' que no se den su vuelta en vano por estos rumbos y vean algo nuevo.

Hay una página [no recuerdo el link, lo siento] donde subes tu foto y te da como resultados rostros de gente famosa [y no tan famosa] a las que según eso, te pareces, además te pone el porcentaje de tu parecido con dicha celebridad, jejeje, es buena página para los ratos de ocio. [si recuerdo el link luego se los dejo...]

Y bueno, subí una foto que me dio unos resultados que me llamaron la atención, porque por más que busco el "parecido" no lo encuentro... y en unos casos, ni el género.

Mmm... sólo que cometí un pequeño error... jejeje, en las capturas de pantalla que hice, edité mi rostro, así que no sabrán [aquellos que no me conocen] que tan cercano o lejano está el parecido, ¡chales!, pero bueno, al final dejo una mía [la que usé para el programa no, porque no la encuentro]... curiosamente casi con el mismo look que traigo estos días... jajaja... ¡chales otra vez!


Jajajaja! hasta en lo rubio somos igualitos!!!


Johnny Depp... chale... hay cierto parecido, me gustan algunas películas de Tim Buton, y él ha actuado en algunas películas de Tim.


No se asusten, no me parezco en las mañas, sólo en lo talentoso.... naaah! ni en eso!


¿? Chales! primero bubis y luego la comparación con Alizée


Aaah! este soy yo, pa' que no se confunfan

¿encuentran alguna diferencia?... digo, parecido... jiji

Bueno, pues saludos!!
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"El Gato Negro"

| 01 noviembre 2007 | 3 Opiniones |
Bueno, continuando con el genio de Edgar Allan Poe [no es qué esté de mal humor él, ni yo] va este otro cuento, es largo así que lo dividiré en no sé cuantas partes.

Y por qué este cuento, pues bien, el día de hoy me encontraba en casa de Ana [TQM!], y ella veía la película "Más Negro que la Noche" y al ver la trama de dicha película me recordó a este cuento [quizás sea una adaptación de esta obra literaria]. Y otro motivo más por el que lo publico es que no sé de que hablar, así que de aquí hasta que se acabe el cuento pues ustedes sabran si visitar "Nevermore" o mejor ir a hacer algo más importante jejeje... Ok, comenzamos:

"No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.

Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.

Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.

Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.

Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.

Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.

Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoníaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.

Cuando la razón retornó con la mañana, cuando hube disipado en el sueño los vapores de la orgía nocturna, sentí que el horror se mezclaba con el remordimiento ante el crimen cometido; pero mi sentimiento era débil y ambiguo, no alcanzaba a interesar al alma. Una vez más me hundí en los excesos y muy pronto ahogué en vino los recuerdos de lo sucedido..."

¡Saludos!
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