Las cosas han cambiado en el último par de años, gente se ha marchado y no siempre de la mejor manera. Todos somos la mala historia de alguien, siempre.
Quizás no deba usar la expresión examigo, pero por el momento lo siento así, pues, esa persona prefirió dar la espalda en vez de mostrar apoyo.
Desde los primeras semanas de confinamiento en el patético 2020, cuando teníamos que apoyarnos mutuamente, él desapareció. Cuando nos pidieron pagar la renta sólo se limitó a contestar: "
Se la pelan, yo no voy a pagar, por el riesgo [¿?]", al final, no sólo se la pelaron los que nos rentan el local, también yo y así fue por 7 meses mientras el local permanecía cerrado, pero aún así había que pagar renta y los servicios de luz, internet y teléfono.
Creí [ingenuamente] que quizás para el siguiente mes aportaría algo, me equivoqué. Ni con la facilidad que nos dieron los que nos rentan el local de sólo pagar la mitad dio un mísero centavo, ni siquiera aportó una solución temporal, nada, sólo ignorarme.
"Esta situación no es culpa de nadie".
Cuando se animaba a contestar un mensaje, siempre sacaba a relucir esa frase. No, jamás culpé a nadie, jamás lo culpé a él, sólo quería que él mostrara apoyo en esa situación, no que se deslindara, Yo lo apoyé por más de 6 años desinteresadamente, atendiendo a sus clientes cada que se le ocurría faltar, ya fuera por estar curándose la cruda, por hueva o porque se iba con alguna mujer. Dicho apoyo a la larga me llenó de estrés, canas y una dentadura deforme. Pero a cambio, mis mensajes fueron ignorados, los meses transcurrían y yo era el único que se hacía cargo de todos los pagos.
Entiendo que la pandemia afectó mucho a su rubro, pero, cuando se la pasa diciendo que su negocio es exitoso, que tiene más de una década de experiencia y en 15 días de parón "no tienes un solo peso", eso habla de que no sabe llevar el negocio, que al menos tenía 5 años en números rojos, y que por más que presumiera tener dos carreras [y una de ellas sea administración de empresas], no aprendió nada.
Cuando se acercaba el momento de la reapertura, entonces sí se mostró 'interesado', al grado de hacerme varias llamadas y enviarme decenas de mensajes por día y que yo naturalmente ignoré tal como él ignoró los míos durante más de medio año, se indignó tanto que incluso llegó hasta molestar a mi hermana, fue entonces cuando le contesté alguno de sus mensajes, de muy mala gana pues a mi hermana no tenía por qué meterla.
Durante ese intercambio de mensajes, puse mis condiciones, las cuales rechazó. Por alguna razón, no le pareció que no lo dejara vender lo mismo que yo, o los muebles que "él hace", [porque, en esos meses, "se volvió diseñador y carpintero"] además, me dijo que no podía asegurarme el pago de lo adeudado y mucho menos los próximos pagos de renta y demás servicios, por lo cual tomé la decisión de no dejarlo estar más en el local, obvio no le gustó, al grado de llamarme poco empático.
Desde entonces, en poco más de un año, vino una sola vez al local "para saludar", tampoco es que espere que me visite, ni lo deseo, y me ha escrito tres mensajes, el primero fue pidiéndome que no le diera su nueva dirección a los clientes que llegaran a mi local, el segundo fue de acuerdo a su mentalidad de niño de 12 años y el tercero como si no pasara nada, deseando que nos juntáramos para echarnos unas cervezas.
Días atrás, pasó por el local, justo cuando estaba yo por abrir, saludó con su típica tonada burlona, queriendo hacerse el chistoso y obvio le contesté de la forma más seca y ojete que pude. ¿Qué esperaba, que fuera directo hacia a él y le diera la mano o que lo saludara como si nada?
Creí que con todo el tiempo de conocernos, habría notado que no soy así, que yo puedo cortar de tajo relaciones con la gente, él está acostumbrado a los aduladores, que hacen lo que sea para agradarle, yo no soy así.
Sigue disfrutando su "nueva vida" de zángano, ahora auspiciado por su novia, sigue viviendo esa vida pretenciosa, pues ahora anda con su pose de catador de vinos, de experto en charrería, etc.
Me habían dicho que había cambiado, pero nada ha cambiado, sigue tratándose sólo de él, y no es que me esté inventando historias, hace un mes, si no es que dos, se acercó a mi la persona con la que ahora comparte local, renta y otros gastos, quiso saber cómo había sido su comportamiento conmigo y nos dimos cuenta que está siguiendo exactamente los mismos pasos, se acerca la fecha para pagar la renta: "no pasa nada si pagamos una semana después", "no traigo para pagar el internet", se le antoja y no abre, etc., lo que quizá sí cambió fue que ahora no está con cuanta chava se tope, ahora está sólo con la novia.
De esta experiencia pudo aprender un chingo, pero prefirió seguir por la misma ruta, timando gente, tratando mal a sus clientes, ignorándolos al grado de que no ha podido darles su nueva dirección, si supiera la cantidad de gente que llega a mi local enojada, indignada por su nula respuesta, o tal vez sí lo sabe:
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