Don Carolino

| 29 octubre 2019 | |
Él es don Carolino, varias veces por semana viene a pepenar cartón en el contenedor que tenemos frente al local.

Yo desconocía su edad hasta que leí el artículo, a pesar de lo cansado que es la actividad que realiza, siempre se le ve de buen humor, lo conoce medio mundo y no se diga a su perrito Pinto, en ocasiones es un espectáculo ver las acrobacias que hace, al grado de que en no pocas ocasiones, la gente se para para grabar algún video o tomarle fotografías cuando está en la cima del triciclo.

Recuerdo alguna ocasión en que don Carolino gritaba desesperado: - '¡Pinto, Pinto!', tras un, '¡Pinto, ven, ya nos vamos!', esto llamó mucho mi atención porque regularmente es un perro muy obediente, le grita una sola vez y de un brinco está sobre el triciclo, a veces batalla para subir dependiendo de qué tan alto esté el montón de cartones y es entonces cuando don Carolino tiene que cargarlo para ponerlo en su posición, pero aquella vez no apareció por más que le gritaba, al ver que aumentaba su desesperación, lo ayudamos a buscarlo por las cercanías y nada, pobre don Carolino, se veía muy triste, no aparecía su inseparable compañero.

Para la siguiente vez que andaba por este rumbo, ya venía acompañado nuevamente del gran Pinto, le pregunté que qué había pasado y me contó que se había metido a una privada y que había hecho travesuras con una perrita... meses después, los dueños de la perrita le dieron una cachorrita al don, era idéntica a Pinto, tanto así que la nombró Pinta, y ahí se veía a don Carolino de arriba a abajo acompañado de sus dos perritos, llegaba al contenedor de aquí y de inmediato se bajaba Pinto, por su parte, Pinta siempre dudaba por dónde bajar, hasta que don Carolino la bajaba y de inmediato se iba a buscar sombra junto a su papá. Desafortunadamente, Pinta no vivió mucho.

Han habido un par de momentos en que lo he visto con una sonrisa aún más grande que la de costumbre. Una de ellas fue aquel día en el que se encontró un reloj de pulsera dentro del contenedor, entró al local y me preguntó que si serviría, le dije que parecía estar en buenas condiciones, pero que se había quedado sin pila, (era un Fossil y al parecer original), luego luego sonrió, creo que imaginaba lo que podía sacar en caso de venderlo.

La otra ocasión fue cuando se encontró una cartera, la abrió y no contenía ni una sola identificación pero sí una buena cantidad de billetes, sólo lo escuché decirle a su perrito: '¡Ya la hicimos, Pinto, ya la hicimos!' mientras veía una y otra vez aquel contenido, como si no creyera lo que veían sus ojos.


'Poverty of goods is easily cured; poverty of the mind is irreparable'

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