En las épocas invernales pasadas, tuve
ciertas ‘discusiones’ con una amiga, como suele ocurrir, era por una tontería, el
clima.
Ella es originaria de Siberia, Zac. [Fresnillo] donde los inviernos son crueles, con temperaturas bajo cero, creo
que la mínima llegó a ser a -5°, lo cual, concedo, es muy frío. Sin embrago,
dice que los hidrocálidos somos unos exagerados, porque tenemos temperaturas de
menos de 10 grados y nos morimos del frío.
-
Eso no es frío, - dice ella,
frío los de Siberia [Fresnillo].
Por más que traté de explicarle que la
percepción del frío es diferente de acuerdo a las regiones, pues dicha
percepción no es la misma que tienen, por ejemplo, en Acapulco o en Tabasco,
no pude sacarla de su argumento.
-
El frío lo determina el termómetro,
y diez grados no es frío. –repetía una y otra vez.
Le expliqué, que quizás en Islandia, el
frío seudo-siberiano de Fresnillo sea el verano islandés, a pesar de estar a
menos cinco grados. Me dijo que eso era diferente, por que ella, cuando regresó
de vivir una temporada en Francia, regresó a Fresnillo y en pleno invierno ella
andaba sin suéter. Sin que ella aceptara, con su propio ejemplo, me concedió la razón.