Me va a valer madre que me digan inhumano, desconsiderado, mamón, pero jamás volveré a dar limosna a nadie, aunque entiendo las diferentes necesidades, motivos y farsas de quienes lo hacen.
Resulta que en días pasados, iba a comprar en compañía de mi mamá algunas cosas al centro de la cuidad y llegando al Parián, un hombre, supuestamente médico, que se ofreció a tomar la presión tanto a mi mamá como a mí, mientras se la tomaba a mi mamá, dice:
‘Posáhi con lo que sea su voluntad cooperar’
Entonces, al empezar conmigo, mi mamá sacó unos seis pesos y en cuando yo me retiraba, dice:
‘Falta tu cooperación’, con un tono un tanto molesto.
‘Pues venimos juntos y ya te dio mi mamá’, le dije con una sonrisa escéptica
‘Pero también te la tomé a ti’, dijo mientras yo sacaba mi cartera y le di un peso al momento que agregué, ‘dijiste lo que fuera mi voluntad’.
Luego, más adelante, estaba una señora de cabello cano, su piel morena por el sol, su rostro agrietado y su mandil clásico a cuadros blancos y azules, con su cara de sufrimiento y lamento, alza su mano de manera cansina, su voz avejentada y quebradiza dejó oir:
‘Señor, una limosnita, por el amor de Dios’
Me limité a decirle que no, por mamón si quieren, pero no me nació y menos después de lo que había ocurrido anteriormente, volvió a decirme su letanía, volví a decir que no, y en la tercera ocasión me jala la mano con una fuerza que no concordaba con su imagen decrépita y volví a decir que no y ahora con ganas de no volver a darle limosna a nadie más.
Repito, entiendo las necesidades de la gente, pero no significa que TENGA que darle uno o diez pesos a cada persona que me lo pide.
Ah, por cierto, mi presión está bien, no se preocupen.
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