Siento una profunda tristeza, y descubro
que es una especie de tristeza nueva en mí, a pesar de que me imaginaba, como
muchos otros, un escenario así.
Veo con tristeza que, por un lado, la
apatía sigue predominando en el país, y no sólo en los jóvenes, ésta permea en
la población en general. Si bien, en las recientes elecciones el porcentaje de
participación ciudadana ha sido una de las más altas [con el 60%
aproximadamente], la mayoría [relativa] ha olvidado el pasado, los años de
corrupción, represión, devaluaciones, demagogia, etc., o simple y lastimosamente
son ignorantes sobre el pasado de un México sobajado por décadas.
No estoy alegando siquiera la
posibilidad de un fraude post electoral, pues vi cómo la vieja maquinaria
priísta aceitó sus viejos engranes de su arcaica maquinaria, esa que nos subyugó
por más de setenta años. Tuvieron doce años para hacerla trabajar con tremenda
exactitud. Lo pude ver en varias ocasiones, cómo manipulaban a su antojo y
necesidad, cómo desfilaban camiones tras camiones con gente que vendía su
dignidad y sus necesidades por una despensa, por cosméticos, por cien o
quinientos pesos, cualquier paliativo era bueno.
No creo que algún partido se salve de realizar
dichas acciones, ni el PRD, ni el PAN ni siquiera los demás partidos rémoras. Pero
el dinosaurio es el rey en realizar éstas prácticas cada que requieren el apoyo
del pisoteado pueblo.
Desperté con el ánimo destrozado, será
que creí profundamente que había llegado la hora del cambio de actitud, de la
gente informada, la que busca un mejor México, pero hoy, la mayoría relativa
resultó ser tan maleable que es la que trae de vuelta al régimen priísta.
Aún así, espero que en una próxima
oportunidad, México despierte, este dos mil once sólo se empezó a quitar las
lagañas, lo que podría ser un buen [y halagador] comienzo.
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