Graffiti

| 18 agosto 2011 | 1 Opiniones |
Por el contenido de este post, quizás alguien podrá llamarme intolerante, o quizás hasta inculto, por no saber encontrar arte en las pintas urbanas, mejor conocidas como graffitis.

A nuestra queridísima alcaldesa, Lorena Martínez, se le ocurrió, ante los delitos que ocurren en el Estado [¿?], la brillante idea de permitir que en determinados lugares, los artistas urbanos realizaran sus pintas en edificios/construcciones públicas, en este caso, en los puentes y pasos a desnivel. Por sus huevos, es decir, por sus ovarios, pero disfrazado bajo un programa U.R.B.E Fest. Mira nomás cuánto ingenio.

Si bien, es un espanto salir a la calle y encontrar bardas llenas de graffitis, me parece el doble de horroroso que se otorgue autorización para realizarlos. Si se quiere prevenir delitos [como si los delitos se limitaran a vándalos pintabardas], creo que hay otras formas de combatirlo, por ejemplo, con programas sociales que traigan un beneficio real a estas personas y no sea sólo un efecto placebo.

Según Lorenita, los costos del proyecto son absorbidos por el Programa de Seguridad y Convivencia Ciudadana, o sea, con nuestros impuestos, y si se echa pa'trás, por las quejas generalizadas de la población, tendrá que mandar que se repinten los puentes, lo cual generará otro gasto más, que obviamente, pagaremos nosotros.

¿Qué garantía hay de que las pintas, digamos, ilegales se acaben? Ninguna. Simplemente, los que la realizan las hacen por su simple gusto, sí, su gusto de joder al prójimo, ¿qué culpa tengo yo de que rayoneen mi casa?, ¿por qué pues, permitir que maltraten el patrimonio del Estado? Absolutamente, ABSURDO.

Esto pasa cuando un político cree que va a innovar, ¿alguno de Ustedes ve algo de arte o algo mínimamente decorativo es este horror?:


¿Y si redecoramos su casa, Lorena?

Cheers!