Mi primer amor...

| 05 octubre 2011 | 2 Opiniones |
Ya hace un par de años, hablé sobre mi “reencuentro” con mi amor platónico en el lugar menos esperado: mi antiguo trabajo. Hoy, hablaré de otra chica. 

En días pasados estuve platicando, bueno, mejor dicho, escribiendo con la chica en cuestión por medio del facebook. ¿Qué tiene de especial esta chica?, ¿acaso, Serch está tan solo que le emociona escribirse con una chica en FB?, ¿tan desesperado está?, quizás sean algunas de las preguntas que se estén haciendo. Ni se emocionen, mujeres me sobran, y estoy reteacostumbrado a ellas, Ustedes lo saben. xD

Fue así, que nuestra plática, sin tocar siquiera el tema,  me llevó a nuestro pasado. 

Pues resulta que ella, fue la dueña de mis quincenas, en aquel lejano 1991 -92. No recuerdo exactamente, que ella se convirtió en mi primer noviecita, yo cursaba justo el último año de primaria y ella era “toda una mujer” que cursaba el primer año de secundaria. 

Recuerdo, por aquella época eran los tiempos dorados de “Los Años Maravillosos”, ella fue mi primer Winnie Cooper y yo su Kevin Arnold. Al menos, esa idea rondaba por mi infantil cabeza.

La conocí, como suele suceder casi siempre, de casualidad. Ella cursaba en la misma escuela que mi hermana y fue un día que yendo por ella, la vi por primera vez. Sus cabellos largos y rubios, su piel blanca y esos ojos que emulaban esmeraldas que adornaban su rostro. Esa primera vez, mi mirada se cruzó con la de ella y sonrió mientras agachaba la mirada y yo ponía, seguramente, cara de apendejamiento al máximo que tendría cualquier pre-puberto.
Mi hermana fue mi emisaria, pues, debido a que mi mujer en cuestión era grande, salía más tarde de clases, como a las 14.10 [excepto los viernes], mientras yo lo hacía a las 13.30, nuestros horarios, como pueden ver, eran incompatibles, por lo cual, nuestra relación fue prácticamente epistolar

A ella fueron dichas mis primeras cursilerías, entre nubes de vaguedad recuerdo la primer carta que le envié, bueno, ciertos detalles.

De una caja de chicles que usaban de imagen a Garfield, lo recorté y le dibujé un reloj además un globo que decía la melosa frase: “Hora tras hora, pienso en ti.” ¡Háganme el favor!. 

 La primer carta que me envió estaba escrita más o menos con la misma cantidad de cursilería y como adorno, un perro salchicha. 

Cartas iban y cartas venían hasta que la mensajería fue interceptada por la autoridad: Mi madre. Que, obviamente, al ser yo un párvulo haciendo sus pininos en eso que llamamos vida, 'me convenció' de que yo estaba muy escuincle para andar en cosas de adultos. Aludido pues, no quedó otra que terminar la relación. 

Creo, el final fue muy triste, pues no recuerdo nada de aquella carta de despedida, seguro mi mente bloqueó el momento, es más, no recuerdo si la hubo tal carta. Debió haberla, pues fue nuestro modus vivendi

Terminó su primer año de secundaria y no supe más de ella, hasta ahora que la reencuentro.

Cheers!

Paid, you must paid...

| 03 octubre 2011 | 1 Opiniones |
Según yo había comentado que tengo un año nueve meses de no trabajar en la agencia de viajes, en la cual estuve por casi tres años. Se extrañan ciertas cosas, como algunas cortesías en los viajes, se extraña a compañeros… y la buena educación y compromiso de mi exjefe. 

Si bien, como en todo trabajo siempre hay situaciones difíciles, todo había sido, de cierto modo, cordial.

Cuando terminó mi ciclo ahí –el 31 de Diciembre del 2009-, por cuestiones económicas –supuestamente-, mi exjefe me mandó llamar para decirme cómo sería lo de mi liquidación, respecto a lo que marca la ley. Además de mi salida, hubo un par más. 

El exjefe dijo, que esperaba pagarme todo antes del mes de Marzo del 2010. Pasó Abril, Mayo… hasta llegar Septiembre. Fue entonces, cuando mi paciencia acabó y le mandé un correo electrónico preguntando cuándo podría hacerme el pago, pues creí que la situación ya estaba mejor, pues, las dos personas que habían salido ya estaban recontratados. Me contestó que lo sentía mucho, pues NO HABÍA HECHO NI el intento de abonarme. 

Un par de días después, me llegó un pago parcial y con la promesa de ‘pagarme la totalidad lo más pronto posible’. 

Creí una vez más en su compromiso, en su palabra. Se terminaba el 2010 y dábamos la bienvenida al 2011, y como han Ustedes de imaginarse, nada de dinero. Otra vez, mandé un correo más, haciendo la misma solicitud (nótese mi exagerada paciencia), sin respuesta, hasta que recurrí a quemones por medio de Facebook, alguna de esas le caló… pero ‘nomás tantito’ porque también pagó una parte, eso sí, volvió a prometer pagar, antes de Mayo.

Empezó Septiembre, -otra vez- y volví a recurrir al terrorismo cibernético. Días después ¡por fin, cuenta saldada! Sólo tomo un año nueve meses. Hasta donde recuerdo, jamás le tardé algún trabajo más de un día, todo lo que me pedía lo hacía de inmediato, hice hasta cosas que no tenía que hacer, mejor dicho, no eran mi deber ni de mi incumbencia, como el llevar a sus hijos a la escuela, llevarles el casco de la moto, ir por los lentes a su casa, etc., etc. 

Y así es como se paga la lealtad. 

Cheers!